Por qué hablar de una Teoría de la Mente?
Sabemos que las personas con TEA, tienen una alteración (en menor o mayor medida) de la Teoría de la Mente. Pero qué es?
Ante cualquier tipo de actividad humana, tendemos a otorgarle algún significado. Nos explicamos los comportamientos de los demás, de manera que nos resulten consistentes y que tengan una cierta continuidad al devenir de las acciones de los otros y al discurrir de nuestros propios pensamientos.
Nuestra comunicación y vida de relación se verían seriamente comprometidas si esa competencia falla. Somos “compulsivos lectores”, dice el Dr. Daniel Valdez.
Somos lectores de las acciones y de las interacciones de los demás. Cuáles son la vías a través de las cuales “leemos”? Estas vías son las acciones, gestos, expresiones faciales, diálogos, miradas. Desciframos la intencionalidad de las acciones.
Ocurre que no todas las personas son expertas en esta lectura. Algunos no aciertan, otros son “analfabetos”.
Suponemos que las acciones humanas son orientadas por representaciones, simbolizaciones, creencias y deseos. Suponemos interioridad en el otro, semejante a la nuestra. Tenemos un mundo de experiencias capaz de ser compartido con los otros. Siempre compartimos experiencias: cuando conversamos, discutimos, cuando narramos, cuando miramos a los ojos a quien amamos. Cuando un bebé le señala a su mamá un objeto para mostrárselo, está compartiendo una experiencia, con un gesto que llamamos protodeclarativo. Con distintos niveles de complejidad, compartimos experiencias con quienes podemos atribuirle un mundo experimental. Si no, para qué compartimos?
La complejidad de la comunicación humana, las sucesivas inferencias que aparecen en una actividad interpersonal, implica la puesta en marcha de competencias que nos permiten entrar en mundos mentales ajemos y propios. Es la “mirada mental” a la que se refería Riviére (1996). Esta mirada nos permite interpretar la conducta de los otros, y poder predecir sus acciones. Nos permite comprender que el otro tiene creencias, emociones, deseos, intenciones, tal como yo también los tengo.
Imáginemos cuáles serían los déficits que supone su trastorno.
La Teoría de la Mente incluye la lectura de la conducta en términos de deseos o intenciones, la lectura ocular en relación a estados perceptivos, y el hecho de compartir estados mentales acerca de un objeto. Pero además, es la vía para representar estados mentales tales como pensar, simular, conocer, crecer, soñar, imaginar, adivinar, engañar…
Por qué hablamos de “teoría”? porque cuando tratamos de entender, predecir o explicar la conducta de los demás y la propia, usamos constructos teóricos, elaboramos una teoría de la mente, de la propia y la ajena.
Teoría de la Mente y espectro autista
¿Cómo afecta las funciones sociales y comunicativas el déficit de lectura mental en el contexto de la vida real? Baron Cohen (1999) respondió:
- Falta de sensibilidad hacia los sentimientos de otras
personas;
- incapacidad para tener en cuenta lo que otra persona sabe;
- incapacidad para hacerse amigos "leyendo" y respondiendo a intenciones;
- incapacidad para "leer" el nivel de interés del oyente por nuestra conversación;
- incapacidad de detectar el sentido figurado de la frase de un hablante;
- incapacidad para anticipar lo que otra persona podría pensar de las propias acciones;
- incapacidad para comprender malentendidos;
- incapacidad para engañar o comprender el engaño;
- incapacidad para comprender las razones que subyacen a las acciones de las personas;
- incapacidad para comprender reglas no escritas o convenciones.
El Dr. Valdez, en su artículo “Teoría de la Mente y espectro autista”, publicado en el libro en el “Autismo: enfoques actuales para padres y profesionales de la salud y la educación” editado por Fundec (2001) Buenos Aires, expone tres ejemplos claros:
“J. es un chico de 10 años con síndrome de Asperger. Al ver por primera vez a su maestro le comenta a su madre, en voz alta, "Qué (mala) pinta que tiene éste". Su madre se preocupa y me hace un comentario acerca de la forma de ser del niño y me dice que a veces la pone en apuros por su forma desinhibida de expresarse. Él no tiene la intención de agredir al maestro pero no es capaz de tener en cuenta que ese tipo de comentarios pueden herir la sensibilidad de las personas. Tampoco tiene la habilidad de disimular lo que está pensando o comentarlo en voz baja. Luego conversa con su maestro como si nada hubiera sucedido y lo invita a que un día vaya a jugar con su "play station''. J. Es sumamente candoroso y espontáneo. Pero esa espontaneidad puede llevarlo a no respetar convenciones sociales.
M. es un adolescente de 16 años con síndrome de Asperger. Conoce de memoria varios diálogos de películas de cine, sobre todo de dibujos animados y comedias. Cuando nos encontramos me pregunta si me ha gustado la película en la que "el niño dice..." y comienza a recitar un diálogo con las entonaciones y voces de diferentes personajes, sin reparar que no sé de qué película me habla, ni de qué escena, ni de qué personajes. No es capaz de darme, en ese contexto comunicativo, información relevante. Y para que la información sea relevante habría de tener en cuenta tanto lo que sé como lo que no sé. Dar la información necesaria para contextualizar su conversación e inhibir aquello que se supone constituye un contexto mental compartido.
S. se muestra incapaz de «leer» el nivel de interés del oyente por su conversación. No muestra preocupación por el hecho de que a mí pueda no interesarme lo que me cuenta. Le apasionan las marcas de los autos. Me comenta que los japoneses han fabricado autos de marca X y caracteriza los diferentes modelos, luego continúa con los automóviles americanos y europeos. Además, como trata de establecer un vínculo y tiene deseos de conversar, me pregunta, cada tanto, qué auto tengo, qué marcas me gustan, si prefiero los de cinco puertas o los de tres, cuáles son los colores de fábrica de ciertas marcas.”
Qué puede inferirse acerca de estos ejemplos? Nos basamos en los análisis del Dr. Valdez:
• Para conversar con otro, hay que ser capaz de leer señales contextuales, por ejemplo si la persona está ocupada o no.
• Seguramente, M. se siente rechazado porque no comprende esas claves, y no puede generar estrategias de acercamiento adecuadas.
• No puede utilizar las herramientas necesarias para establecer vínculos exitosamente.
• A pesar de que M. quiera vincularse, las relaciones humanas son un misterio para él. Y éste es un punto central en la problemática del TEA.
Quien no es competente para comprender el engaño o engañar, para comprender la mentira o mentir, se enfrenta a la imposibilidad para comprender, interpretar o anticipar la conducta de los demás.
Quien es “literal” a la hora de descifrar la conducta y el lenguaje de los otros, seguramente se siente frustrado y burlado en su ingenuidad.
Estas capacidades implican en el hombre el desarrollo de competencias interpersonales imprescindibles para su desarrollo normal.
Sotillo y Riviére (en prensa) señalan que la mentira está íntimamente relacionada con el engaño: aparece en situaciones de interacción social, es intencionada, usa habilidades relacionadas con la realización de inferencias mentalistas (de teoría de la mente), implican diferenciar la representación y el mundo, y diferenciar la representación propia de la ajena.
Se presentan importantes anomalías en la comunicación y el lenguaje en el autismo, de manera temprana en el desarrollo. Para Bailey, Phillips y Rutter (1996) el nivel de lenguaje es buen predictor de los resultados psicoeducativos y está asociado con alteraciones de conducta, rendimiento cognitivo y capacidades de relación social.
Algunos puntos importantísimos a considerar:
• En el autismo, se presentan serias anomalías en la comunicación y el lenguaje de manera temprana.
• Muchas veces el nivel de lenguaje es predictivo de los resultados psicoeducativos y está asociado con alteraciones de conducta, rendimiento cognitivo y capacidades de relación social. (Bailey, Phillips y Rutter, 1996).
• De manera independiente al nivel intelectual, las personas con autismo presentan déficit pragmático.
• Aparecen fallos en la adaptación de las conversaciones a los contextos comunicativos, al iniciar o mantener conversaciones, al intentar comprender el sentido figurado, metáforas, ironías, doble sentido, bromas y chistes.
El amplio abanico de alteraciones que se presentan en el TEA, abren una zona de problemas que exceden el déficit en la teoría de la mente.
Para ampliar la información, ya que esto es sólo un resumen, les dejo el enlace al documento, escrito por el Dr. Daniel Valdez, Dr. en Psicología por la Universidad Autónoma de Madrid. Recomendado para comprender acabadamente estos conceptos expuestos. En el artículo figuran las fuentes y las bibliografías consultadas.
http://www.inteco.cl/articulos/018/texto_esp.htm
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